Empezó en el 2003, como un programa de radio de música alternativa y entretenimiento, lleno de anécdotas y souvenirs, que se transmitió en el circuito Mega (Venezuela) hasta el 2006, bajo la conducción de Marysabel Sánchez Bouttó, a raíz de su fuerte vínculo con la Fundación Festival Nuevas Bandas. Ella ¿creció? y, en el medio, se volvió periodista, escribiendo de rock y juventud en URBE, o de crímenes y crisis social en El Universal, entre otras yerbas. Se metió en líos políticos, se enamoró, se mudó a Buenos Aires, se desenamoró, el trash al mango otra vez y, ergo, los conflictos, pero sigue siendo musical y entretenida... aunque de eso, quién sabe. ¿Anecdótica?, sí, seguro. Y aquí se descomprime sin consecuencias. Como un souvenir / una chuchería de aquellas.

7 abr 2011

"Yo tengo todos los discos y una actitud say no more"

¿Cuánto se ha dicho de él?El genio que cuando concibe una idea, la proyecta con un criterio tan alto, tan propio, que le recuerda a todos por qué es quien es. Aquí, lo que no se vio, lo que no se dijo en medio de un par de anécdotas, entre tantas que protagonizó. Todo a propósito de su vuelta regia
Por Fabián Matus

Se esperaba como al agua en medio del desierto.

Algo se comentaba. Él se había encerrado en uno de sus estudios preferidos en aquella época, y había hecho maquetas, tocando solo y con máquinas de ritmo. A la par, uno de los grandes técnicos de ese momento (en mi opinión, sigue siéndolo), Amílcar, alzó todo y se fue a New York, donde se juntó con músicos de puta madre.

Al regreso, trajo Clics Modernos. Era 1983. Comenzó a sonar en las radios tímidamente, y nadie comprendía muy bien qué pasaba. Pasaba lo que siempre pasó: estaba varios pasos adelante, y no precisamente en off side.

La historia rescata los conciertos de presentación en el Luna Park, pero este show fue en el Polideportivo de La Plata, contando con una formación histórica: GIT, Fito Páez y la banda con la suma de vocales de Fabi Cantilo y los dos vientos del Gonzo y Melero. El sueño de cualquier artista.

Ya en La Plata, los camarines listos, todo el catering re rico, la prueba de sonido maravillosa, las luces deseadas y el público como loco. Lo que se había escuchado en la radio era Nos siguen pegando abajo; estaba raro, pero bueno, ¿quién sabe si se habían equivocado en la elección del tema de corte?

Se apagan las luces. Él había decidido arrancar con los temas conocidos de carrera, y dejar el Clics para hacerlo todo de corrido sobre el final. Mientras avanzaba el concierto, parte del público había comprendido, pero el resto no entendía nada, y se notaba en sus caras.

No siempre el artista logra conformar a todo su público, pero parecía que, esta vez, se cumplía y en suficiencia. Termina el concierto y se daba cuenta de lo que pasaba en la platea... Escucha los aplausos finales y regresa al escenario.

Con su desgarbado cuerpo, cuelga y cruza sus interminables piernas, sentado en el escenario, prende un pucho, y  dice:

- Y… ¿les gustó?-.

Desde la platea, no volvían demasiados “sí”.

Miró hacia atrás y, con la certeza de la complicidad de sus músicos, dijo: “Muchachos, va todo de nuevo”. Casi dos horas más de concierto lograron que el esquivo público terminara llorando de felicidad por haber comprendido al final. Como casi siempre, a él le costó que lo comprendieran.

Nosotros somos un poco culpables, a la vez que responsables, con relación a él. Culpables por haberlo obligado a darnos conciertos completos, por habernos negado de entrada a su genialidad. Responsables por haberlo alabado, protegido y hasta adorado, en la esquina de su casa, en la vereda de enfrente, y en los teatros, gimnasios y estadios de Argentina.

Me tiré por vos
No sé cómo será en el tuyo, pero en mi barrio, un amigo es eso: mucho más que uno mismo, mucho más que el barrio mismo. Y esta es la historia de uno que pone el cuerpo por otro amigo, y más amigo es cuando más lo necesita.

Todos nos enteramos de que un amado por nosotros caía nueve pisos desde un cuarto de hotel hasta la pileta. Lo primero que pensamos es que estaba loco, porque eso nos decían los locutores, pisando las imágenes.

Y, la verdad, a veces, ustedes, los periodistas, son tercos. Porque inmediatamente y a la orilla de la pileta, estaban todos los reporteros, micrófonos en mano, entrevistando al amigo que se había tirado del noveno piso. Y él lo explicó todo así: “Primero miré, luego tiré un muñeco y vi cómo caía, hice un cálculo y me tiré”. Pero como siempre, hay otra historia.

El día anterior, él había tenido un concierto en Mendoza, ciudad que tiene una historia hostil para con el flaquito. Sin embargo, fue un buen show, con las características de aquellas épocas. Sin grandes certezas de la hora de comienzo y mucho menos de la de finalización.

La Mamma [Mercedes Sosa] fue una de las artistas invitadas también. Cantaron algunas canciones juntos, y el público flasheaba con aquellos dos artistas tan disímiles desde su imagen y tan similares en su interior. Ellos, plenos de amor en el momento del encuentro.

Una vez terminado el concierto, A1 juntó a sus amigos: músicos, managers y etcéteras fueron a tomar y relajarse a un boliche de Mendoza. Como siempre, para él se hacía complicado sentarse en un sillón a disfrutar de lo que se ve.

Ya podrás imaginártelo: los chicos que se acercan a pedir autógrafos, las chicas que se acercan con otras intenciones y las que no, los que quieren fotos y los que no soportan estar frente al talento y que éste ni los mire ni los toque… y molestan.

A todos se les dice que ahora no, que tal vez después... pero hay algunos que no comprenden que quien está ahí, también es dueño de disfrutar de un descanso, y deciden, oscura y arteramente, comenzar a romper soberanamente las pelotas hasta cansar, hasta sacar a alguien de sus cabales. Y, en este caso, ese alguien no fue él, como se dijo, sino uno de los amigos que lo acompañaban.

Lo siguiente fue algo fuera de lugar y, ciertamente, provocado. Todo comenzó con un vaso rompiéndose en la cabeza de alguien, que logró lo que buscaba desde un comienzo: molestar.

Y el tema es que quien partió el vaso en la cabeza ya tenía problemas con la justicia. Entonces, el amigo, él, puso el cuerpo y dijo: “fui yo quien te partió el vaso en la cabeza”. En un segundo, el barrio, la camaradería y la amistad se trasladaron a Mendoza.

“Hasta que el Fiscal no venga, usted se queda encerrado en el cuarto”. Desde ese momento, todo fue un torbellino. La policía, ir al hotel, la policía en el hotel y la sobreactuación.

Eso no es bueno para nadie, y menos para un hombre que había puesto el cuerpo por otro, y menos para un hombre libre. Mira desde la ventana de su cuarto, abajo estaba la pileta, recordó la época cuando las matemáticas eran cálculo, calculó y le pareció que no era muy alto… Vos ya sabés: tiró un muñeco y, como no lo dejaban atravesar la puerta de su cuarto, saltó.

Saltó porque era libre, incluso libre para saltar, para poner el cuerpo por su amigo. Fans, aliados, periodistas y policías... al final, Mendoza también era un barrio.
Ahora, Charly García se nos vuelve a presentar con aquella voz que dejó vidrios rotos junto a Serú Girán hace décadas atrás. Ya muchos no pueden dejar de corear el single del regreso:
Che, si en verdad me tomás en serio,
deberías saber por qué.
Está aquí. Volvió el amigo. Con una gira que lo llevó a Perú, a Colombia, a Ecuador, a Uruguay, a varias ciudades argentinas... Y sigue.

6 abr 2011

Locos, pero no boludos


El hospital “José Tiburcio Borda”, de Buenos Aires, es la clínica neuro psiquiátrica más grande de Argentina. Allí, sus pacientes juegan a ser los locutores en una emisora para hacer “radio-terapia”… El cantante franco español Manu Chao los descubrió hace cinco años y grabó un disco a partir de las transmisiones; se puede descargar gratis, lleva el mismo nombre de la estación: “La colifata”, y después de escucharlo, vas a parar directo al manicomio
“Simplemente, no me lo podía creer cuando leí sus historias… sus razonamientos me dejaron loco”, dice Manu Chao al contar su trip junto a los pacientes del Borda.

Quieren adueñarse de sí mismos de nuevo, y, como parte de su tratamiento, están bien al frente de una estación radial en la que muestran su visión de la vida “para que vuelvan a ser protagonistas de sus palabras, y así entrar en contacto con la sociedad, mientras trabajan por su mejoría clínica, contra el estigma y exclusión existentes hacia la locura”, comentó el psicólogo Alfredo Olivera, promotor de la radio que funciona desde 1991.

El nexo entre Manu y “los colifatos” empezó en el 2004. Ya en su álbum anterior, “La radiolina”, habían participado en el video del sonadísimo single Rainin’ in paradize, dirigido por Emir Kusturica. Esto dijo el radio bemba:

“Es un encuentro totalmente fuera de serie; esa gente me ha revolcado la cabeza y el corazón… de los últimos años, los CD’s que me llegan de ‘La Coli’ son lo mejor que he escuchado, unas joyitas extraordinarias”, reconoce.
Y no es para menos. El disco es “un viaje loco en este mundo de locos, los de afuera y los de adentro; todos en el mismo melao’”. Con esa precisión, lo definen los internos, los locutores, los poetas que se dejan escuchar al pasearnos por la placa. Melao’ que puedes tener con un click de descarga gratuita en http://www.vivalacolifata.org/ para escuchar lo que ‘los colifatos’ opinan y cuentan a los cuatro vientos a través de la magia de Internet.

“Se han vuelto una gente que me explica el mundo de una manera tan lúcida que me matan. Me pueden, me emocionan, me hacen llorar, me hacen reír y me explican este puto mundo. Me dan un montón de esperanza por sus ganas de tirar adelante”, apunta Manu.

La cosa es así
La colifata”, el disco o la radio convertida en un gran tema –en extensión y contenido–, da lo mismo, es un único track con una duración de 29:48’, integrado por veintidós historias contadas por estos locos bien cuerdos… más cuerdos que muchos, y esto se hace obvio al escuchar lo que dicen sobre la vida, la muerte, las madres, la soledad, el amor, el fin del mundo, la crisis económica, la sexualidad, los tabúes y más. Toda subjetividad queda desplazada por una lógica divertida y, también, reflexiva.

“A veces, me agobio con algo a diario y oyes una de sus frases y te das cuenta de lo tonto que eres. He colaborado con ellos en experiencias de disquillos callejeros, en conciertos en Argentina, en el video… todos han flipado con La Colifata. Éste es el disco de nuestros viajecitos juntos, con canciones que hicieron ellos y que son unos hitazos, como la de ‘Soy malo’, pero grabándolas de nuevo porque el audio original era malillo… ya la escucharán”, narra el Mano Negra.

Parte del material fue grabado por ‘los colifatos’ durante la visita de Manu Chao al hospital en 2007 y, en mayo de este año, se realizaron allí talleres abiertos de “radio-pintura”, de donde salieron las ilustraciones que acompañan al álbum –editado por el sello Nacional Records– y que también pueden verse en el site de la estación junto con fotos, videos y más.

Manu recibió, y todavía recibe, micro-programas de la radio y, desde ese momento, se empezó a construir el vínculo que quedó plasmado por primera vez en el disco “Siempre fui loco” (2003), donde el autor de “Clandestino” juntó a una serie de grupos callejeros de Barcelona, España, y procesó sus canciones con fragmentos de la radio. Pero, además, en 2005, Manu los invitó a los escenarios hasta que, finalmente, en 2007 visitó la radio abierta en la clínica.

La idea del proyecto benéfico es que la gente entre a la web del dial radial, descargue el track completo y colabore con “la voluntad”, como dice Manu, realizando una donación “con el dinero que cada quien quiera” para que la iniciativa siga adelante.

“De ese modo, la radio recibirá el financiamiento que necesita con el propio arte de esa gente, que además podrá cobrar como cualquier artista. Hasta que eso pase, tengo el compromiso de hacer más cosas para aguantar la radio. Yo, sinceramente, creo que este disco va a ser importantísimo, mucho más importante que ‘La radiolina’. Lo que hace esa gente son las cosas que me apetece escuchar hoy en día, ese disco lo escucharía mucho… antes que el mío, sin duda”, afirma.



“Colifato ilustre”
El interés de Manu Chao por este tipo de causas le valió la distinción de ser declarado “Huésped de honor de la ciudad de Buenos Aires” en marzo, por estar “comprometido con las causas de su tiempo. Sus discos lo muestran transitando por la misma senda: la fusión de diversos estilos musicales y la lucha por un mundo libre e igualitario. Su ejemplo y compromiso lo convierten en un verdadero embajador de la Paz”, reza la resolución.

Como antesala, fue proyectado un film en el que se muestra el proceso en el que se incorporó el mítico intérprete de “Por la carretera” con los colifatos.

También, el cineasta norteamericano Francis Ford Coppola se enganchó con la radio, visitó el hospital, participó en una transmisión en vivo y decidió rodar parte de su nueva película en el lugar; y no es todo, un interno será uno de los protagonistas de la cinta.

Rompiendo muros
“La colifata” fue la primera radio abierta de su estilo y traspasó fronteras no sólo a través del cine y la música, pues, desde junio del año pasado, los pacientes del centro psiquiátrico Casa Cuemanco, del Distrito Federal mexicano, se hicieron eco y crearon la propia en la que participa casi un centenar de internos.

También, llegó al Vaticano. Unos cuantos ‘colifatos’ visitaron al Papa Benedicto XVI para llevar ideas y opiniones acerca de lo que pasa en el mundo, mostraron lo que han hecho y tal parece que el hombre se llevó una sorpresita al escuchar lo que tenían que decir.

*Bonus: Te dejo solamente un extracto del disco, para que te quedes con hambre y entres ya a http://www.vivalacolifata.org/ para descargar gratis “La Colifata”, de Manu Chao y los artistas –sí, artistas– del hospital Borda de Buenos Aires. Bien dicen por ahí que “de locos, todos tenemos un poco” y no sabemos a dónde vamos a parar; quizás, a la locura/libertad... esa delicada condición. Ahí tienes la tuya.